Un lugar único y fascinante en la provincia de Jujuy, que combina la belleza natural con la historia, la geología y la mística.
Un poco de historia & leyenda
La Garganta del Diablo y la región de la Quebrada de Humahuaca están llenas de historias y mitologías interesantes, que reflejan la profunda conexión entre los habitantes de la región y la naturaleza. Estas historias y leyendas son una parte importante del patrimonio cultural y la identidad de los pueblos originarios que habitan la región.
Los pueblos originarios de la región, como los Omaguacas y los Tilcaras, creían que la naturaleza y los elementos tenían un gran poder espiritual y que estaban dotados de una energía sagrada.
La Quebrada de Humahuaca era vista como un lugar sagrado, donde se decía que la tierra, el agua y el viento estaban habitados por dioses y espíritus protectores.
Un dato curioso sobre el origen del nombre de la Garganta del Diablo es que, según una leyenda local, este era un lugar donde el diablo solía aparecer y donde esperaba que algún ser humano se aventurara en lo profundo del cañón, para reclamar su alma y llevárselo.
Hace poco menos de un año, en un viaje inesperado y loco, Chio de @tecuentomiviaje no solo nos contó sobre Tilcara, sino que nos hizo vivirla intensamente. Una Apasionada del Noereste Argentino, excelente guía y gran persona.
Llegamos temprano desde Purmamarca donde hicimos base unos días. Unos 26 km por la ruta 9 y en media hora estábamos cruzando el puente de Tilcara. Luego de parar por Tortillas ❤️ atravesamos la pequeña y pintoresca ciudad para tomar el camino de Lavalle rumbo a la Garganta del Diablo. En un camino de herradura que te deslumbra, vayan despacio y disfruten el paisaje, el Cañon lleva allí miles de años, seguro los esperará si de demoran.
La entrada tiene un valor simbólico de $300🇦🇷 (Marzo 2023) y se saca en el lugar que es administrado por Ayllu Mamma Qolla, una comunidad nativa que habita la zona. Verás una casa amarilla justo en el inicio del camino que desciende hasta cause del río. A nosotros nos pidieron que el responsable del grupo (eramos 5) dejara su documento como garantía que todos los volveríamos a subir, y por el camino seguro.
Antes de comenzar el descenso hicimos una pausa obligada en el mirador sobre la cornisa, lo que teníamos frente a nosotros lo merecía: La Quebrada de Humahuaca desplegó ante nosotros un espectáculo asombroso: El Cerro Negro, los acantilados, y un cielo azul intenso único en el mundo.
La Garganta del Diablo es una formación natural, angosta y profunda formada por la erosión del agua del río Huasamayo sobre la roca sedimentaria durante millones de años. Además de su impresionante belleza natural, es un lugar muy interesante desde el punto de vista geológico.
Las paredes pueden llegar a medir hasta 120 metros lo que sumado al color intenso de las rocas crean un entorno fantástico donde las leyendas y misterios están a al orden del día.
Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2003 debido a su importancia cultural y paisajística.
Son pocos metros los que se deben bajar para llegar al lecho del rio, pero les aseguro que no resulta sencillo. Algunas escaleras en dudoso estado, piedras sueltas, y desniveles varios, ponen a prueba hasta los músculos más entrenados (que no era mi caso).
Una parte de las escaleras de lo que fue Obras Sanitarias se usa como sendero y permite acceder a las pasarelas que son el camino en sí hasta el río. Durante la caminata es común encontrar apachetas aunque una tan grande nos sorprendio en verdad. Ubicada en mitad del paso y enorme, debimos bordearla para continuar, no sin antes sacarle unas fotos. El maíz a modo de antena resultaba al menos llamativo.
Una vez abajo, todo fue fácil y divertido. Solo hubo que seguir el río en dirección opuesta a su curso, y maravillarnos a cada paso. Es un sitio con una energía muy particular, se siente una conexión total con la naturaleza y quizás con toda la vida que ha pasado por allí. Asombroso en verdad.
Fue inevitable meter los pies en el agua cristalina y fresca - por no decir congelada- del rio Huasamayo.
A pesar de su temperatura resultó deliciosa, y le devolvió la vida a mis maltrechos pies. Un verdadero shot de energía para emprender la subida, que fue por lejos más intensa que la bajada...
La travesía valió la pena. Hilos de agua serpenteante entre rascacielos de piedra nos fueron guiando en la paz más absoluta hasta el final de camino, donde un salto de agua de apenas 18 mts te obliga a detenerte. Pero antes, hay otras dos mini cascadas que merecen un Stop, aunque solo sea para honrar su presencia en ese inhóspito lugar.
A esta pequeña cascada se la conoce como "El Chorro", o al menos así se le decía cuando la Garganta del Diablo era todavía el secreto mejor guardado de Tilcara.
Hasta aquí se llega, fin del recorrido. Para mí, lo ideal es elegir una roca y permanecer un rato en silencio, escuchando el rugir del agua y observando... si miras con atención quizás descubras un zorro o un águila. La vegetación es agreste pero igual merece una miradita. A mí me fascinaron las piedras pulidas que destacaban en el agua, que por cierta esta muy buena y tenía un sabor muy particular. Todo el lugar resulta relajante, una invitación a quedarse o a regresar sin dudas.
Y eso es todo: logramos bajar, recorrer la Garganta del Diablo y vuelto a subir, cansados, pero felices.
Que te pareció el plan, ¿te sumías en esta travesura?
Como llegar: Si tenés estado físico, tiempo y ganas podes hacer una caminata intensa hasta la Cascada. Son solo 4 km. desde Tilcara, pero el camino es duro, y la altitud (2.890 msnm) se hace sentir.
También podes ir en auto, serán unos 6 km con vistas de infarto. Si estás de peatón podes tomar un taxi en la plaza y coordinas el regreso u obtienes el premio mayor y regresas caminando, así tendrás la experiencia completa.
La temperatura media es de entre 18 y 20 ºC, pero ojo porque al sol se pueden sentir como 30º. Por otro lado, dentro del cañón, el descenso es abrupto: pasas en pocos metros del sol abrazador a la sombra helada. Importante llevar abrigo, agua, anteojos de sol y sombrero.
Importante: Hay que tener mucha precaución durante la temporada de lluvias que comienza a finales de noviembre y se extiende hasta marzo, con un pico de precipitaciones en enero y febrero. El cause del rio puede subir muy rápidamente y la zona también puede presentar desprendimientos. Lo mismo si ha habido una tormenta el día anterior.
Datos y Curiosidades
Tortillas tradicionales norteñas hechas a base de harina de maiz. Son delgadas y crocantes, y se cocinan sobre las brasas lo que le da un sabor ahumado impresionante. En mi opinión, las mejores del mundo, y si están rellenas alcanzan las perfección. Mayormente se usa queso de cabra, pero podes encontrar todo tipo de relleno vegetal, animal y mito. El sabor de los ingredientes del relleno complementa el sabor ahumado de la tortilla y crea una experiencia gastronómica mucho más interesante. Un consejo? No te las pierdas.
Un Cementerio Gigante: Así suele llamarse a toda la zona del Noroeste Argentino debido a la gran cantidad de sitios funerarios que se han encontrado en la zona a lo largo de los años. Estos sitios incluyen necrópolis, tumbas, mausoleos y otros tipos de construcciones funerarias, que datan de diferentes períodos históricos y culturales.
Entre las culturas que dejaron sus huellas funerarias en la Puna de Atacama se encuentran los Diaguitas, los Omaguacas, los Atacameños y los Incas, entre otros.
Apacheta: Una apacheta es una construcción de piedras utilizadas como un marcador de senderos o un punto de referencia en la cultura andina, especialmente en la región de los Andes en Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Estas construcciones simples consisten en un montón de piedras apiladas en forma cónica o piramidal. Se cree que las personas que transitan por los caminos andinos han construido las apachetas durante siglos como una forma de marcar el camino y ofrecer ofrendas a los espíritus de las montañas.
En la cultura andina, se consideran lugares sagrados y se utilizan como puntos de oración y ofrendas. Es común que las personas que pasan por las apachetas agreguen piedras al montículo como ofrenda y para pedir protección durante su viaje. A pesar de que la tradición en algunas zonas se ha prohibido esta práctica debido a su impacto en el medio ambiente y en la conservación del patrimonio arqueológico.
